sábado, 29 de marzo de 2008

Un fuerte no.


Pues resulta que la Junta de Andalucía ha decidido sacar un plan al que llaman “de calidad” para mejorar los rendimientos escolares. El plan ha venido acompañado de un caramelito para que todos los centros votaran a favor de él. El caramelito se llama “incentivo económico”.

O sea, que por cobrar más voy a conseguir mejores resultados con mis alumnos. Entonces, eso quiere decir que ahora no los consigo porque estoy cobrando menos. Hay que ver, y yo que pensaba que lo estaba dando todo en clase, esforzándome para que mis alumnos comprendan lo que les explico, animándoles a estudiar, a esforzarse, a trabajar, en fin, lo normal. Pues no, necesito un incentivo (qué palabra más fea…):

incentivo, va.
(Del lat. incentīvus).
1. adj. Que mueve o excita a desear o hacer algo. U. m. c. s. m.
2. adj. Econ. Estímulo que se ofrece a una persona, grupo o sector de la economía con el fin de elevar la producción y mejorar los rendimientos.

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¿Producción? Yo creía que trabajaba con personas…

Simplemente me parece aberrante.

Según parece toda la culpa la tenemos los maestros. Al parecer, ni los alumnos, ni los padres ni la propia Junta tienen nada que ver. Y el hecho de que haya centros que se caen de viejos, cursos por los que pasan al día cinco maestros o que se tienen que juntar con otros porque no mandan al sustituto del que está de baja, que no se den los famosos apoyos, que no se cumpla la ratio en la mayoría de las clases, que los inmigrantes sólo tengan un par de horitas (con suerte) a la semana para aprender el idioma, que haya clases con mobiliario del siglo XV por lo menos, que haya clases sin mobiliario, sin recursos, sin pizarras… eso tampoco tiene nada que ver.

Como era de suponer, cientos de centros han dicho NO a esta aberración (según el sindicato USTEA unos 1.700), pero muchos otros han dicho SÍ (unos 170 según este mismo sindicato) e incluso centros que en un principio habían dicho NO, han terminado diciendo SÍ (como el mío). Es curioso, pero muchos de los que han votado SÍ, afirman haberlo hecho sin haberlo pensado mucho y confiesan que el tema económico también les motiva y lo que es peor: “que por qué no van ellos a cobrar más y otros lo van a hacer trabajando incluso menos que ellos”. Este último argumento parece que es el que más peso está teniendo ya que, incluso han intentado convencerme a mí con él: “al final todos se van a acoger al plan y van a cobrar todos menos tú”.

Pero yo me he mantenido firme, he decidido no venderme y he dicho un fuerte no, aunque luego me fastidie que otros hayan cobrado más que yo. Ojala muchos se mantengan firmes en sus convicciones y no acepten el caramelo, quizá así la Junta se replanteara este plan, porque como diría Eros: mejor aún si lo decimos juntos…

Un fuerte no, si tú quieres oírlo,
un no de pecho, estoy listo a decirlo, ya ves,
mejor aún si lo decimos juntos.

Aquí dejo algunos enlaces de otros que, como yo, han dicho un fuerte no:

miércoles, 19 de marzo de 2008

Así son los amigos.



Esta entrada va dedicada a mis compis de Albox.

Estuvimos juntos el curso pasado y este año estamos cada uno por un lado. Es ahora, después de un tiempo sin vernos, cuando apreciamos y valoramos los momentos que pasamos juntos. Faltó Rita, pero nos acordamos de ella todo el tiempo (bueno, y Nuria, Ana, Rosa, Silvia...)

En la entrada anterior hablaba de los amigos que he hecho en estos ocho años y éstos, sin duda, son de los buenos (los demás no os quejéis, que ya os dedicaré una entrada en otra ocasión, ok?).

A ver cuándo repetimos chicos ;-)



domingo, 9 de marzo de 2008

Hace ocho años...

Hace ocho años empecé a trabajar como maestra. Ya llevaba un par de cursos dando las actividades extraescolares en “Las Carmelitas” y en el “Marcelo Espínola”, pero fue en Marzo del 2000 cuando me llamaron de la delegación de Badajoz para empezar mi vida de interina.

Fue exactamente el jueves día 9 cuando me ofrecieron la sustitución en Arroyo de San Serván y me dijeron que tenía que estar a las 12 del día siguiente para firmar. Fue un día bastante agobiante y estresante y los comienzos fueron durillos. Supongo que la situación familiar que vivimos esos días tuvo bastante que ver. Pero ahí estaba yo, que con 24 años salía de casa por primera vez para ir al que mi hermana y yo llamábamos “el pueblo mierda”, a unos 400 kilómetros, sola, sin coche y bastante verde en esto de ser “la maestra de inglés”. El colegio se llamaba “Nuestra Señora de la Soledad”, tenía once clases (de primero a cuarto) y unos 240 alumnos.

Después comenzaría mi aventura en mi tierra, Jaén. La primera sustitución fue a finales de Octubre: quince días en el “CPR Atalaya” de La Iruela. La sorpresa fue que tenía que desplazarme además a Burunchel, El Palomar y San Martín… ¡y sin coche! Con tanto lío de centros y con el poco tiempo que estuve, me es imposible recordar los datos exactos, pero entre La Iruela y Burunchel serían unos 80 alumnos y en entre las dos unitarias, 4 alumnos.

Unos tres meses y medio estuve en el “IES Doña Nieves López Pastor” de Villanueva del Arzobispo, dando Lengua y Literatura a 1º y 2º de ESO. Una experiencia que espero no tener que repetir. Tenía tres clases de primero y dos de segundo y unos 130 alumnos.

Después llegaría la sustitución de cuatro meses en el “CPR La Laguna” del Puente del Obispo, mi cole más querido. Una tutoría de segundo ciclo con 5 niños a los que había que sumarle los 14 del tercer ciclo a los que también les daba inglés. ¡Una delicia!

Terminé el curso con una sustitución de cinco días en Beas de Segura, en el “Víctor García Hoz”. No recuerdo bien el número de clases ni de alumnos. Con mi memoria de pez, sería imposible.

El curso siguiente lo pasé entero en el “CEIP Peñamefecit” de Jaén. Tuve una tutoría de cuarto con 24 alumnos y fue, con diferencia, mi peor año, tal es así, que incluso pensé que me había equivocado…

Hasta que el curso siguiente me devolvió la confianza. Mi año en el “CEIP San Miguel” de Aldeaquemada lo recuerdo como uno de los mejores, sobre todo por los amigos que hice y la experiencia vivida allí, en mitad de ninguna parte. Tenía cinco clases y, exactamente, 45 alumnos. Ese año, además, aprobé las oposiciones.

Mi año como funcionaria en prácticas lo volví a pasar en mi querido cole del Puente. Ese año volví a tener la tutoría del segundo ciclo con, curiosidades de la vida, cinco alumnos, más los ocho del tercer ciclo a los que les daba inglés.

El curso siguiente en el “San Marcos” de Mancha Real fue mi prueba de fuego con los niños de Infantil: siete clases con 160 alumnos de 3 a 5 años además de las tres clases de sexto con sus 70 alumnos. La garganta no me duró ni una semana…

Después de librarme del concurso de traslados, pasé el curso en el “Real Mentesa” de La Guardia de Jaén. Una tutoría de segundo con 15 niños bastante trabajosos pero con los que hubiera repetido otro curso.

Pero no pudo ser. Aquel año no me libré de que me dieran destino definitivo en el Concurso de Traslados en la provincia de Almería. Este es mi segundo curso en el “CEIP Velázquez” de Albox. El año pasado tenía ocho clases y unos 200 alumnos y este año tengo diez clases y unos 220 alumnos a los que llamo por su nombre, toma ya.

Ocho años después sigo dando bandazos por la geografía andaluza, sin saber dónde estaré el curso que viene. He aprendido a buscarme la vida, a disfrutar de la conducción, a ser un poco más independiente aunque siga sin saber cocinar…

He aprendido que me gusta ser maestra, que no siempre lo hago bien y que puedo mejorar, que les cojo cariño a los críos con una facilidad bestial (y también un coraje impresionante a algunos) y que la mayoría de mis alumnos, aparentemente, me quieren y me aprecian.

En estos ocho años también he hecho muy buenos amigos, algunos se han quedado en un registro más del móvil, pero otros siguen estando muy cerca.

Pero sobre todo, he aprendido que echo de menos a los míos.