Hace doce años empecé, oficialmente, mi trabajo como maestra.
Los comienzos ya los conté, así que, como de costumbre, me centraré en lo nuevo.
Llevo ya cuatro cursos en Siberia y este curso tengo 76 alumnos (que, comparados con los doscientos y pico que he tenido en otras ocasiones, son pocos) desde infantil hasta tercero de primaria a los que doy Inglés (este año he perdido dos horitas con cuarto), y sí, sigo llamándolos a todos por su nombre, aunque de vez en cuando llamo a E cuando quiero llamar a N y viceversa (a Alejandro ya no lo confundo más, como comenté el año pasado, la canción de Lady Gaga ha sido mi salvadora, a ver si encuentro otra solución para no marear más a las otras dos niñas…)
Además soy la tutora de 12 de ellos. La verdad es que es un lujazo trabajar con una ratio tan reducida, sin duda una de las razones por las que pienso quedarme muchos añitos en mi cole: MIS NIÑOS.
Este año me libré de mi condena (aunque no los pierdo de vista, para una maestra sus niños siempre serán sus niños) y parece que estoy un poquito más relajada, pero no del todo. La verdad es que estoy bastante contenta con mis niños, pero es que parece que todos los regalitos me tienen que caer a mí (mi regalito de este año me irrita y me divierte a partes iguales…)
Cada año disfruto más con los peques de infantil. Los de tres años me tienen loquita y, lo que me derrite “del to”, es cuando vienen a buscarme en los recreos para decirme “Hello!” o darme un besillo. O como vienen todos a abrazarme cada vez que entro en la clase. Bueno, esto no sólo lo hacen los peques, también lo hacen los de 1º, 2º y los de mi tutoría. Son los grandes privilegios de esta profesión y lo que hace que se te olviden los malos ratos.
La agenda del móvil sigue creciendo e, inevitablemente, sigo despidiendo año tras año a compañeros estupendos.
Sigo teniendo menos voz, menos paciencia (creo que, al igual que mi voz, ya no la recuperaré del todo) y más dolores de espalda (los de cabeza han menguado, menos mal). Sigo con mi recorrido diario de media horita hasta Siberia en compañía de mi Godric y sigo teniendo una entrada pendiente con este tema.
Y, como no, sigo teniendo mucho que aprender y disfrutar con mis niños siberianos.
;-)
Posdata: Y sigo cobrando prácticamente lo mismo que hace doce años…
martes, 13 de marzo de 2012
Hace doce años...
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10 comentarios:
Aun pasando los años y cuando sean mayores y te encuentres con ellos aun seran tus crios,tus niños. Es bueno que pase los años y como inevitablemente algunos seguiran a tu lado,llegaran otros y otros se marcharan. Eso si hay cosas que no cambian ( no lo el sueldo).
Cuanto tiempo ya de maestra.Seguro que han sido experiencias muy gratificantes.Y sí,los alumnos de infantil son los más cariñosos y graciosos.A seguir acumulando años,y a ver si el sueldo por lo menos se queda y no baja porque por el camino que vamos...Saludos.
Enhorabuena por tu dedicación de lleno a esos niños, a ese trabajo, que has de conservar para siempre.
No todo el mundo puede trabajar en aquello que le gusta, para aquello que fue preparado... sin duda, se ve que amas tu profesión (y a esos pequeñajos, que serán el futuro más inmediato...), y no te quejas con la amargura que debieras; porque vuestra labor, no está lo suficientemente valorada por esta sociedad actual, donde hemos de ponernos paraguas para evitar la caída persistente de caspa...
Un abrazo.
Pues sí, nuncadejesdesonreír, he tenido algún que otro grato reencuentro y la verdad es que es muy emocionante y bonito que se acuerden de mí.
Un besito.
Ya ves Sonia, tú también vas acumulando tiempo de servicio y, sobre todo, experiencias. Espero que estés genial en tu nuevo destino. Un besito y mucho ánimo ;)
Utopazzo, soy una quejica, pero decidí hace tiempo intentar no quejarme mucho por aquí. De todas formas, siempre hay que buscar lo positivo de las cosas.
Otro abrazo ;)
¡Qué bonito Elena!
Ya ves, parece que fue ayer cuando empezó una a trabajar y cuando se echa la vista atrás... te das cuenta de que el tiempo pasa. Y es emotivo recordarlo todo con cariño. Yo llevo ya casi 6 años. Y recuerdo vívamente el primer día. Creo que es algo que no olvidaré nunca.
Muchas gracias por compartirlo con nosotros. Besos y a seguir sumando años ;)
AY Elena: ciertamente compartimos mucho. Yo tb 12 años desde q empece el curso e hice las practicas aunq mi "bautismo" profesional fue, precisamente, unos meses antes del 11S. Al contrario q tu, de lo q yo no me libro es d la condena... pero bueno... ya lo tengo asumido.
La verdad siempre me ha gustado leerte, entre otras cosas, por el cariño q siempre has destilado hacia tus pekes... y es q, la verdad, debe ser emocionante eso q cuentas de q corren a verte para soltarte un Hello o dar un beso: no me extraña q te derritas... ahy tampoco coincidimos: a mi me ven y a veces se echan a llorar (literalmente)... debe ser q el uniforme impone; en cualquier caso, no me hacen (precisamente) feliz. Enhorabuena por tantas y tantas cosas Elena. A mi, personalmente, me da gusto saber q en los colegios hay gente como tu (y otras a quienes tb sigo)... esos locos bajitos son el futuro!! BeSiNeS!!
Ay, q se me escapo una discola "y". Sorry:)
Don't worry Sara ;) Muchas gracias por tus palabras, a mí también me gusta saber que hay personas como tú que cuidan de las personas por los aires.
Me hace gracia eso de que se echen a llorar, si a los críos les encantan los uniformes!
Un besito ;)
Pues sí Encarni, los años pasan muy rápido. Tú ya llevas lo tuyo, también.
Un besito ;)
Ay Elena, que últimamente voy con un retraso considerable. Si te pones a pensar, con perspectiva, los kilómetros, alumnos, compañer@s, y cerros de papeles que cada año hacemos, dirías ¡No puedoooo! Afortunadamente, el día a día te dice que sí, y los buenos momentos compartidos y el aprendizaje que hacemos de forma constante superan con creces el "misterioso caso del sueldo en incesante involución."
Besillos.
Besillos Ana ;)
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