
Que una chica pueda ir tranquilamente a una farmacia para comprar la píldora del día después sin receta y que yo, en cambio, no pueda comprar una caja de Nolo**l sin receta, es una incongruencia.
Que la Este**n esté todo el día nombrando a su hija en televisión (y que encima se ofenda por las declaraciones del defensor del menor) y que yo, en cambio, no pueda nombrar a un alumno en un parte de incidencias dirigido a otra familia (por aquello de la protección de datos), es otra incongruencia, además de una vergüenza.
Que una chica ponga varios anuncios en Internet de “se vende piso” y que luego tenga siempre conectado el buzón de voz y no devuelva las llamadas, es otra incongruencia (vaya ganas de vender el piso, y luego dicen que hay crisis…)
Que entres a la zona de no fumadores de un bar y todo el mundo esté fumando (incluidos los camareros), es otra incongruencia, además de una grandísima falta de respeto.
Que te insistan en que te laves las manos no sé cuántas veces al día para evitar contagios y que luego no haya jabón en los baños, es otra incongruencia.
Que una panda de impresentables (algunos los llaman “tertulianos”) se pasen las tardes despotricando en un plató por no sé cuántos miles de euros y que otros no tengan ni con qué pagar el alquiler, es otra incongruencia, además de una aberración.
Y como éstas, desgraciadamente, muchas más…