Pos… yo diría que sí.
A ver, hace casi nueve años cuando fui por primera vez a un macro concierto en Madrid (ya imagináis de quién, ¿no?) me quedé un poco flipá de ver a la gente un poco estática. Vamos, que sólo alborotaban un poco los del albero (aquel concierto fue en Las Ventas) y yo, que por la incompetencia de los de “El Corte…” me tuve que quedar en las gradas, estaba que daba botes en el asiento porque lo único que quería hacer era dar gritos y saltos.
Como sabéis, hace poco que volví a otro macro concierto, esta vez a pie de escenario. Pues bien, la sensación es más o menos parecida. Vaya, que el concierto llega a ser en Jaén y Eros lo flipa en colores. En serio.
Aquí cuando viene cualquier matao, nos hacemos polvo gritando y animando, así que imaginaos cuando viene alguien más o menos importante. La sensación que se tiene como público es que, el artista o artistas están agradecidos por el calor del público y, sobre todo, sorprendidos. Yo me preguntaba si ese entusiasmo sería fingido o por el contrario era lo habitual, pero ya veo que no. Es real.
Pongo más ejemplos. Hace cosa de un año que vi el musical de “Hoy no me puedo levantar” en el Nuevo Teatro Infanta Leonor (es que ahora que tenemos un teatro medio decente, pues traen cosillas bastante apañás). El aforo completo en pie aplaudiendo minutos y minutos. Recuerdo la cara del chaval que interpretaba a “Colate”, que fue el más aplaudido, su gesto de sorpresa y gratitud lo decía todo. Y hace tres semanas, que estuve viendo “Mamma Mia!”, pues tres cuartos de lo mismo: aplausos, aplausos y más aplausos. La gente en pie y cantando y bailando “Waterloo” y los artistas venga a saludar y a saludar.
Y ahora viene el contrapunto. El domingo estuve en Madrid viendo “Chicago”. Entre canción y canción algún que otro aplauso, pero se entiende, porque piensas que se están reservando para el final. Pero llega el final y el aplauso es efusivo, pero nada más. Allí no se levanta ni el tato y yo, conteniéndome. No pude evitar imaginármelos aquí en Jaén y todo el teatro en pie aplaudiendo hasta que te duelen las manos y los brazos.
No es que seamos exageraos ni nada de eso, simplemente somos así.
;-)