Hace ocho años empecé a trabajar como maestra. Ya llevaba un par de cursos dando las actividades extraescolares en “Las Carmelitas” y en el “Marcelo Espínola”, pero fue en Marzo del 2000 cuando me llamaron de la delegación de Badajoz para empezar mi vida de interina.
Fue exactamente el jueves día 9 cuando me ofrecieron la sustitución en Arroyo de San Serván y me dijeron que tenía que estar a las 12 del día siguiente para firmar. Fue un día bastante agobiante y estresante y los comienzos fueron durillos. Supongo que la situación familiar que vivimos esos días tuvo bastante que ver. Pero ahí estaba yo, que con 24 años salía de casa por primera vez para ir al que mi hermana y yo llamábamos “el pueblo mierda”, a unos 400 kilómetros, sola, sin coche y bastante verde en esto de ser “la maestra de inglés”. El colegio se llamaba “Nuestra Señora de la Soledad”, tenía once clases (de primero a cuarto) y unos 240 alumnos.
Después comenzaría mi aventura en mi tierra, Jaén. La primera sustitución fue a finales de Octubre: quince días en el “CPR Atalaya” de La Iruela. La sorpresa fue que tenía que desplazarme además a Burunchel, El Palomar y San Martín… ¡y sin coche! Con tanto lío de centros y con el poco tiempo que estuve, me es imposible recordar los datos exactos, pero entre La Iruela y Burunchel serían unos 80 alumnos y en entre las dos unitarias, 4 alumnos.
Unos tres meses y medio estuve en el “IES Doña Nieves López Pastor” de Villanueva del Arzobispo, dando Lengua y Literatura a 1º y 2º de ESO. Una experiencia que espero no tener que repetir. Tenía tres clases de primero y dos de segundo y unos 130 alumnos.
Después llegaría la sustitución de cuatro meses en el “CPR La Laguna” del Puente del Obispo, mi cole más querido. Una tutoría de segundo ciclo con 5 niños a los que había que sumarle los 14 del tercer ciclo a los que también les daba inglés. ¡Una delicia!
Terminé el curso con una sustitución de cinco días en Beas de Segura, en el “Víctor García Hoz”. No recuerdo bien el número de clases ni de alumnos. Con mi memoria de pez, sería imposible.
El curso siguiente lo pasé entero en el “CEIP Peñamefecit” de Jaén. Tuve una tutoría de cuarto con 24 alumnos y fue, con diferencia, mi peor año, tal es así, que incluso pensé que me había equivocado…
Hasta que el curso siguiente me devolvió la confianza. Mi año en el “CEIP San Miguel” de Aldeaquemada lo recuerdo como uno de los mejores, sobre todo por los amigos que hice y la experiencia vivida allí, en mitad de ninguna parte. Tenía cinco clases y, exactamente, 45 alumnos. Ese año, además, aprobé las oposiciones.
Mi año como funcionaria en prácticas lo volví a pasar en mi querido cole del Puente. Ese año volví a tener la tutoría del segundo ciclo con, curiosidades de la vida, cinco alumnos, más los ocho del tercer ciclo a los que les daba inglés.
El curso siguiente en el “San Marcos” de Mancha Real fue mi prueba de fuego con los niños de Infantil: siete clases con 160 alumnos de 3 a 5 años además de las tres clases de sexto con sus 70 alumnos. La garganta no me duró ni una semana…
Después de librarme del concurso de traslados, pasé el curso en el “Real Mentesa” de La Guardia de Jaén. Una tutoría de segundo con 15 niños bastante trabajosos pero con los que hubiera repetido otro curso.
Pero no pudo ser. Aquel año no me libré de que me dieran destino definitivo en el Concurso de Traslados en la provincia de Almería. Este es mi segundo curso en el “CEIP Velázquez” de Albox. El año pasado tenía ocho clases y unos 200 alumnos y este año tengo diez clases y unos 220 alumnos a los que llamo por su nombre, toma ya.
Ocho años después sigo dando bandazos por la geografía andaluza, sin saber dónde estaré el curso que viene. He aprendido a buscarme la vida, a disfrutar de la conducción, a ser un poco más independiente aunque siga sin saber cocinar…
He aprendido que me gusta ser maestra, que no siempre lo hago bien y que puedo mejorar, que les cojo cariño a los críos con una facilidad bestial (y también un coraje impresionante a algunos) y que la mayoría de mis alumnos, aparentemente, me quieren y me aprecian.
En estos ocho años también he hecho muy buenos amigos, algunos se han quedado en un registro más del móvil, pero otros siguen estando muy cerca.
Pero sobre todo, he aprendido que echo de menos a los míos.
Fue exactamente el jueves día 9 cuando me ofrecieron la sustitución en Arroyo de San Serván y me dijeron que tenía que estar a las 12 del día siguiente para firmar. Fue un día bastante agobiante y estresante y los comienzos fueron durillos. Supongo que la situación familiar que vivimos esos días tuvo bastante que ver. Pero ahí estaba yo, que con 24 años salía de casa por primera vez para ir al que mi hermana y yo llamábamos “el pueblo mierda”, a unos 400 kilómetros, sola, sin coche y bastante verde en esto de ser “la maestra de inglés”. El colegio se llamaba “Nuestra Señora de la Soledad”, tenía once clases (de primero a cuarto) y unos 240 alumnos.
Después comenzaría mi aventura en mi tierra, Jaén. La primera sustitución fue a finales de Octubre: quince días en el “CPR Atalaya” de La Iruela. La sorpresa fue que tenía que desplazarme además a Burunchel, El Palomar y San Martín… ¡y sin coche! Con tanto lío de centros y con el poco tiempo que estuve, me es imposible recordar los datos exactos, pero entre La Iruela y Burunchel serían unos 80 alumnos y en entre las dos unitarias, 4 alumnos.
Unos tres meses y medio estuve en el “IES Doña Nieves López Pastor” de Villanueva del Arzobispo, dando Lengua y Literatura a 1º y 2º de ESO. Una experiencia que espero no tener que repetir. Tenía tres clases de primero y dos de segundo y unos 130 alumnos.
Después llegaría la sustitución de cuatro meses en el “CPR La Laguna” del Puente del Obispo, mi cole más querido. Una tutoría de segundo ciclo con 5 niños a los que había que sumarle los 14 del tercer ciclo a los que también les daba inglés. ¡Una delicia!
Terminé el curso con una sustitución de cinco días en Beas de Segura, en el “Víctor García Hoz”. No recuerdo bien el número de clases ni de alumnos. Con mi memoria de pez, sería imposible.
El curso siguiente lo pasé entero en el “CEIP Peñamefecit” de Jaén. Tuve una tutoría de cuarto con 24 alumnos y fue, con diferencia, mi peor año, tal es así, que incluso pensé que me había equivocado…
Hasta que el curso siguiente me devolvió la confianza. Mi año en el “CEIP San Miguel” de Aldeaquemada lo recuerdo como uno de los mejores, sobre todo por los amigos que hice y la experiencia vivida allí, en mitad de ninguna parte. Tenía cinco clases y, exactamente, 45 alumnos. Ese año, además, aprobé las oposiciones.
Mi año como funcionaria en prácticas lo volví a pasar en mi querido cole del Puente. Ese año volví a tener la tutoría del segundo ciclo con, curiosidades de la vida, cinco alumnos, más los ocho del tercer ciclo a los que les daba inglés.
El curso siguiente en el “San Marcos” de Mancha Real fue mi prueba de fuego con los niños de Infantil: siete clases con 160 alumnos de 3 a 5 años además de las tres clases de sexto con sus 70 alumnos. La garganta no me duró ni una semana…
Después de librarme del concurso de traslados, pasé el curso en el “Real Mentesa” de La Guardia de Jaén. Una tutoría de segundo con 15 niños bastante trabajosos pero con los que hubiera repetido otro curso.
Pero no pudo ser. Aquel año no me libré de que me dieran destino definitivo en el Concurso de Traslados en la provincia de Almería. Este es mi segundo curso en el “CEIP Velázquez” de Albox. El año pasado tenía ocho clases y unos 200 alumnos y este año tengo diez clases y unos 220 alumnos a los que llamo por su nombre, toma ya.
Ocho años después sigo dando bandazos por la geografía andaluza, sin saber dónde estaré el curso que viene. He aprendido a buscarme la vida, a disfrutar de la conducción, a ser un poco más independiente aunque siga sin saber cocinar…
He aprendido que me gusta ser maestra, que no siempre lo hago bien y que puedo mejorar, que les cojo cariño a los críos con una facilidad bestial (y también un coraje impresionante a algunos) y que la mayoría de mis alumnos, aparentemente, me quieren y me aprecian.
En estos ocho años también he hecho muy buenos amigos, algunos se han quedado en un registro más del móvil, pero otros siguen estando muy cerca.
Pero sobre todo, he aprendido que echo de menos a los míos.
3 comentarios:
Nititaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! Que bonito.. A mi me echas de menos mas que a nadie,Verdad?
Claro que sí, Cla.
;-)
¡Que bonito! Es de lo mejor que he leido en tu blog, y la foto es genial. Ah, por cierto, nada mas leer el primer comentario ya sabía quien lo había escrito, je, je,
Publicar un comentario