jueves, 6 de noviembre de 2008

Querida profe (II).



En una de las primeras entradas que publiqué, contaba una de las cosas más bonitas que tiene mi profesión: que tus alumnos te quieran.

Pues bien, el lunes cuando estaba esperando a que salieran los del turno anterior de guitarra en la UPM, se me acerca un muchacho y me dice: “Perdona, tú te llamas Elena, ¿verdad?”

Me quedo mirándolo y tras un segundo, lo reconozco. Ese muchacho tan alto, con el pelo largo y la cara llenita de acné, es P, un alumno que tuve en el “Peñamefecit” (el cole que está en el mismo barrio que la Universidad Popular) durante el curso 2001 – 2002.

No sé cómo mi memoria de pez me permitió recordar al instante su nombre. “Sí, y tú eres P, ¿verdad?”.

P me contó que estaba en el instituto y que le iba bien, que aquella tarde estaba ayudando a su hermano (que estaba dando un curso allí) y que al verme, decidió saludarme.

Me sentí genial. Que después de tantos años P se acordara de mí y viniera a saludarme con la de veces que le regañé y lo castigué (no sólo a él, ya que su clase la recuerdo como una de las peores…), fue todo un detallazo.

Y bueno, contando esto me acuerdo de hace dos veranos, cuando salía una mañana de un edificio que hay en una calle peatonal muy concurrida y una niña se me abalanzó y me abrazó al grito de “¡Maestra!”. En aquella ocasión era MD, una de mis niñas de La Guardia, que simplemente me abrazó y me miraba con un cariño que yo no sé cómo me contuve. Un año llevaba en Albox, pero al parecer, según me contó su madre, se acordaba de mí todos los días porque con su nueva maestra no había conectado.

Me encantan estos encuentros.

6 comentarios:

En las nubes. dijo...

Ainnssss que maravillosa lo que ceuntas, yo por ahora solo he vivido eso en mis practicas de la carrera, pero no es lo mismo claro, de todas formas cuando me encontraba a los enanos por la calle se me abalanzaban para darme abrazos, espero seguir causando esa sensación cuando sea maestra de verdad jaja..
Enhorabuena por seguir en el recuerdo de tus alumnos, eso dice mucho a tu favor.
Un beso.

MediaBaldosa dijo...

¡Tienes razón!. Yo cuando veo a uno de mis profes favoritos también me lanzo a saludarle. Es curioso: uno recuerda con cariño a casi todos los profesores de EGB, a unos pocos del Instituto y a casi ninguno de la Universidad. ¿Por qué será? ¿Será que al hacernos mayores queremos menos a los maestros?

Treintañera dijo...

Jo chica!Que emoción!No se como aguantastes el llanto!!
Es cierto, yo aún recuerdo algunos profesores especiales en mi vida Dñ. Africa, Fredy, Jose Antonio...me educaron y me eseñaron muchoooo!!!!Que orgullo tienes que sentir, eres la mano que mece la cuna...jeje!

Elena dijo...

Gracias a las tres.

Pues sí Julia, ya verás como a ti también te pararán por la calle. No desesperes que todo llega.

Mediabaldosa, qué razón tienes en todo lo que dices. En mi caso fue curioso volver a mi cole cuando hice las prácticas y estar con la que había sido mi maestra en primero: la señorita Puri, todavía la saludo por la calle, y eso que me han contado que padece esa horrible enfermedad que borra tus recuerdos :(

treintañera, la verdad que en estos momentos sí que te sientes orgullosa, pero en otros, te sientes una fracasada total. Es lo que tiene esta profesión.

SaRiTiSiMa dijo...

Muy poco me gustaba estudiar a mi pero puedo decirte q tengo grandes recuerdos d muchos d mis profesores. Supongo q, como a ti, les gustaria saberlo... pero sabes??? yo, en el fondo, creo q cada uno es consciente d la huella q va dejando con su paso... para bien... o para mal.
Enhorabuena

Elena dijo...

Saritisima, gracias por tu comentario :D
Pues supongo que un poco sí somos conscientes de esa huella, pero claro, nunca se sabe del todo y la verdad que gusta descubrirlo.