
Para
los que no me seguís desde el principio, Barsinson es uno de los alumnos que
formó parte de mi tutoría siberiana durante mis tres primeros años allí.
El
primer año fue, sinceramente, horroroso. Llegaba todos los días a casa contando
cosas de él (malas en su mayoría) y me tenía amargada. Pero, poco a poco,
nuestra relación fue cambiando.
Pasó
de querer tirarme una silla en nuestro primer año a venir a darme un abrazo sin
más en el recreo, para finalmente, cogernos muchísimo cariño. Todavía me
acuerdo de cómo lloraba el día en que me despedí de ellos como tutora.
En
los últimos años, aunque ya no le doy clase, he sabido de él porque como Jefa
de Estudios, me ha visitado varias veces en el despacho. Aunque en estos años
ha madurado y cambiado a mejor, sigue metiéndose en líos y hasta pasó por el
Aula de Convivencia para evitar una expulsión. Estando sancionado, pasé una
hora con él y al abrir mi carpeta, vio la hoja que me dio hace años en la que
decía “te quiero maestra” y que yo llevo siempre en una funda junto con una
foto de grupo. La cara de asombro al verla y de satisfacción al mismo tiempo,
lo dijo todo.
Como
digo, ha cambiado a mejor y se ha convertido en uno de los tres mejores
estudiantes de su clase (que, como ya contaba hace años, era muy complicada) y
ha ido sacando el curso muy bien trimestre tras trimestre.
El
jueves pasado dimos las notas y él vino a recogerlas acompañado de sus padres.
Lenitita: “Barsinson,
¿cómo te vas a escapar?”
Barsinson: “¡De
lujo, maestra!”
Lenitita: “Anda
ven y dame un beso, que no sabes lo orgullosa que estoy de ti…”
El
abrazo que me dio entonces me desarmó por completo.
:)
3 comentarios:
Ves,estas cosas son las que hacen que nuestro trabajo merezca la pena. Ha tenido suerte al tenerte de maestra ;)
Enhorabuena, Lenitita, buen trabajo con Barsinson. Al final estos alumnos que nos ponen a prueba día tras días, a veces contra las cuerdas, son los que más y con más cariño recordamos.
Un besico (Cuándo nos vemos...?)
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