Eran las once menos diez cuando Ismael nos dio la bienvenida a Peumayén.
“Bienvenidos a Peumayén. Aquí se mezcla el sueño y la realidad. No en vano Peumayén quiere decir en la lengua de los indígenas mapuche del cono sur latinoamericano “lugar soñado”. Desde aquí parten los barcos para regresar con sus redes cargadas de sueños, los habitantes de Peumayén, hombres y mujeres despiertos, otean más allá del horizonte tratando de encontrar la esperanza que alumbra de vida las olas que chocan contra nuestro malherido malecón, la luz de nuestro faro nunca se apaga, para que su eterno parpadeo avise a todos los navegantes de que aquí siempre encontrarán refugio, aquí siempre serán bienvenidos. Y ahora, desde este lugar soñado, asumamos el reto de estar vivos y abramos ventanas a la esperanza, certeza de futuro, motor de vida”.
Tras la bienvenida, todos los allí presentes (el aforo completo del Nuevo Teatro Infanta Leonor) disfrutamos de casi dos horas y media de canciones excelentes, profundas reflexiones, una puesta en escena maravillosa, unos músicos fascinantes (Javier Bergia, Jacob Sureda y Fredi Marugán) y una voz prodigiosa: la de Ismael Serrano, que cada vez canta mejor.
Empezó el recital con “Testamento vital”, y continuó con “Amores imposibles”. Sería imposible que yo recordara el orden exacto de las canciones, incluso puede ser que se me olvide alguna, así que las pongo siguiendo un orden aleatorio: “Zamba del emigrante”, “Si se callase el ruido”, “Sesión continua”, “El virus del miedo”, “Sucede que a veces”, “Duermes” , “Km. 0”, “Ya ves”, “Últimamente”, “Al bando vencido”, “Recuerdo”, “Vine del norte”, “Tierna y dulce historia de amor”, “Vértigo” y “Papá, cuéntame otra vez”.
Además cantó otras dos que no conocía (una de ellas explicó que era de un cantautor fallecido recientemente) y como he dicho antes, salpicaba la actuación ente canción y canción, con profundas reflexiones, divertidos diálogos con el Señor Bergia (memorables todos ellos) y originales detalles como el mensaje en la botella o las curiosas noticias que daba la radio.
El público, entregado, pidió más, y los marineros de Peumayén volvieron a escena antes de despedirse definitivamente.
Pero no del todo. Aún no me creo la suerte que tuvimos de hablar con la persona adecuada (muy amable, por cierto) para que nos dejaran pasar al pasillo de los camerinos.
Éramos pocos y por eso Ismael se mostró amable, atento y solícito para la obligada foto.
“¿Elena con hache o sin hache?”, preguntó cuando me dedicó el disco (que por fin había encontrado el día anterior).
“Elena, gracias por la atención, por ayudarnos a soñar despiertos”.
Gracias a ti, Ismael.
8 comentarios:
Que ilusión chica, y que bonito ser fan de alguine y que te llene tanto.
Un besazoooo grande.
La verdad es que sí. Sigo a Ismael desde el principio y nunca me ha defraudado.
Un beso a ti también.
Elenita a este paso vas a hacer un museo de fotos y demás artículos de famosos.
A ver si después de tu concierto con la guitarra también te piden autógrafos a ti,jaja
Un besazo. Pa ke veas ke miro tu bolg. Mua
soy manoli, ke se me había olvidao ponerlo
Jeje, si ya sabía que eras tú guapísima. Por cierto, que el concierto de ayer, todo un éxito, a ver si mañana tengo un ratillo y lo cuento que vaya semanita llevo.
Un besaco.
Joooooooo, qué preciosidad de concierto... madre mía... niña, te lo repito: qué envidia¡¡¡¡¡ jejeje
Por cierto, tu blog está de lujo, curradísimo,sí señor, sigue así guapa¡¡¡¡¡
Albanta.
Jeje, gracias por pasarte por aquí Albanta ;-)
Bueno Elena, veo que este concierto fue posterior al que yo menciono en mi comentario. El concierto referido, no recuerdo el año exactamente pero fue sin duda antes pues entonces el Teatro Infanta Leonor, no existía. Nosotros lo vimos en el Darymelia...
De todas formas, era la misma persona y sin duda que en el concierto a que te refieres, Ismael había crecido bastante...
Un cordial saludo y gracias por pasarte por mi blog.
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