Nos lo estaban avisando desde hace unos días, pero, aunque ya estamos acostumbrados a estos calores, no por ello sufrimos menos.
Alerta naranja, la llaman. Jaén, Córdoba y Sevilla. Está bien que por una vez nos nombren a todos, que parece que sólo en Sevilla pasan calor. Córdoba y Jaén también existen y sufren las temperaturas del verano tanto o más que en la capital andaluza (en realidad, en Jaén se suelen registrar las temperaturas más altas por la noche, ya que aquí las temperaturas bajan tan poco, que se hace casi imposible conciliar el sueño).
Por ejemplo, ayer al mediodía ya pasábamos de los 40 como atestiguaba el termómetro de Godric (tengo pendiente una entrada dedicada a él, por cierto).

(Y de fondo,
Eros, of course).
Pasan unas cuantas horas y nos situamos en una hora cercana a las dos de la madrugada. Vemos que, efectivamente la temperatura ha bajado, pero 35 grados son muchos grados.
¿Y qué hacía Lenitita a esas horas por las calles haciendo fotos con el móvil a los termómetros? Pues que ayer era sábado, lo primero, y que estamos de feria, lo segundo.
Es que en Jaén, como somos tan chulos, no nos conformamos con tener un patrón, así que tenemos tres, ea. Una de ellas es
La Virgen de la Capilla que se les presentó a unos pobres panaderos la noche del 10 al 11 de Junio de 1430. Tengo que pedirle a mi madre que me cuente el relato otra vez, porque es todo un documento de literatura de tradición oral.

Otro día os cuento más cosillas de mi tierra, que aunque haga mucho calor en verano, mucho frío en invierno y la cuidad esté hecha un desastre por las obras del dichoso tranvía, es un auténtico paraíso interior.
;-)