El viernes me hice un reconocimiento médico en el Centro de Prevención de Riesgos Laborales de la Junta. Al parecer, es un derecho anual que tenemos todos los trabajadores, pero a mí, en mis nueve años de servicio, sólo me lo han ofertado dos veces. La primera vez fue hace tres años y no me lo quise hacer, pensé que ya bastantes cosas tengo como para que encima me saquen otras que no sé. Esta vez tampoco pensaba hacérmelo, pero mi dire me apuntó y bueno, allá me fui cuando me tocó.
Lo primero que me hicieron fue tomarme la tensión del ojo. Eso me lo han hecho ya varias veces en la óptica y no me preocupaba. Lo segundo era el análisis de sangre. Mi punto débil: las agujas. Pero aguanté estoicamente y pasamos a lo siguiente. La señorita que me midió y me pesó me quitó cuatro centímetros de un plumazo y me puso cuatro kilos de más, toma ya. Empezamos bien.
La prueba de la vista creo que no la hice mal, pero la audiometría… Una de dos: o estoy más sorda que una tapia o escucho demasiado, porque además de los míos, oía los pitidos de los demás. Resulta que unos los escuchaba muy bien, y otros muy lejanos, pero no sabía si eso era parte de la prueba y entonces yo, le daba al botoncito. Los auriculares estaban empezando a molestarme más de la cuenta y ya estaba un poco harta de estar en la cabina esa que, de insonorizada, tenía poco. Entonces la señorita me habló a través de los auriculares: “pulse sólo cuando esté segura de que está oyendo un pitido”. Genial. Como me quedé sola haciendo la prueba, supongo que ya sólo oía los míos, pero como llevaba no sé cuantos miles de minutos con los auriculares infernales, pues no sé si lo hice bien o no…
Total, que ya me quedaba la consulta con el médico. Por lo visto me tocó el pesao, pero a mí me encantó porque era un hombre súper atento y simpático. Vamos, que ya fueran así todos los médicos. El caso es que me preguntó que cómo estaba y yo le relaté lo fundamental (que no es poco), pero claro, luego empezaba a preguntar y… “¿Alguna vez esto y lo otro?” – “Ummm, pues sí, una vez que…” – “¿Alguien de tu familia esto y lo otro?” – “Sí, mi tal o cual…” Y así un montón de cosas, vamos que a mí me empezó a dar la risa porque parecía alguien en las últimas. “Que te estás haciendo mayor”, me dijo entre risas.
En fin, que miedo me dan los resultados.
Y luego lo de la tarde. Tenía hora con un traumatólogo nuevo que era todo lo contrario al de la mañana: muy seco, antipático y directo. El diagnóstico fue muy alentador, vaya, me dijo que la única manera de aliviar mis dolores es haciendo ejercicio (con lo que me gusta) y que lo de los pies lo voy a tener siempre, que las plantillas me aliviaran algo, pero que eso me va a doler siempre. Estupendo.
No sé por qué, pero me he acordado de una cancioncilla de los Hombres G…
Pero no os preocupéis, qué va, es que yo soy muy quejica, que no es para tanto, jeje ;-)
10 comentarios:
Pues si, a mi tambien me dan pavor los analisis, porque despues de estos vienen los resultados, y cuando el médico empieza que si....mire que hemos visto una sombra en esta radiografia.....madre mia. Por mi nunca me haria ninguno, que fuera lo que Dios quisiera.
Salud y suerte
Pues médicos asi de atentos... pocos, la verdad.
Pues nada Elena, a hacer ejercicio!!!
Un besote!!!
Yo tengo un médico de cabecera que es un encanto y muy buen médico. Es de la plataforma de los 10 minutos mínimos x paciente. Aunque claro en la SS siguen citando cada 5 minutos. Conclusión: siempre entras mucho más tarde de tu hora, por eso pone en la puerta la lista de los pacientes del día con la hora y un número de orden. Llegas y preguntas qué número va.
Pensaréis que la gente se impacientará... para nada, todos aguantamos allí estoícamente porque sabemos que cuando entremos nos va a dar un trato humano, profesional y personalizado.
Y además se apellida "Romeo", ahí es náaa!!
Uff, otra a la que los análisis le dan miedo. Esa agujita ahí pinchando... que no puedo!! En Semana Santa me quiero hacer unos porque ya hace tiempo que no me "controlo".
Pues nada chica, a cuidarse mucho. Un besico.
Por cierto, este año mi empresa no nos ha comentado nada del reconocimiento...
No te preocupes, seguro que estas como una rosa!
P.d: Te compredo perfectamete con lo de los pitidos, te emparanoias una cosa mala!
Ésa es la clave Gildo: los resultados. Ya veremos...
Alma máter, no me queda otra.
Mira que suerte Ada! "Voy a la consulta del doctor Romeo", suena muy bien xD
Encarni, no te lo hagas mujer, espera a que "te obliguen" como a mi ;-)
Treintañera, ya te digo que en nueve años, sólo me lo han ofertado dos veces. Pero vamos, que los pitidos esos los tenía que quitar.
Saludos a tod@s ;-)
Ironias d la vida Elena: tu derecho anual... es mi obligacion, tambien anual pero comparto 100% los horrores contigo: me mareo solo d pensar en una bata blanca. En fin, hay tantas cosas horribles en la vida, q esta es tan solo... una mas. Un besote y tienes todo el derecho a quejarte!!
Pues no sé que es peor Sara: que te obliguen a hacerlo o que no te den la opción... en fin.
Según me cuentan mis compis, los resultados no tardarán en llegar, ya os contaré.
Mejor que eso Elena.. puedo decir..:
Me voy, que tengo cita con Romeo!!! ;)
Jajajajaja! Sí, claro. Eso es muuuucho mejor xD
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